En México, el cáncer de piel no melanoma —como el carcinoma basocelular y el carcinoma espinocelular— se encuentra entre los diagnósticos más frecuentes en personas de 40 a 60 años.
La exposición prolongada a la radiación ultravioleta (UV), ya sea por el sol o fuentes artificiales, es uno de los principales factores asociados.
El diagnóstico debe realizarse por un profesional de la salud especializado en dermatología. Se utilizan herramientas clínicas como el dermatoscopio, que permite examinar la piel con mayor precisión. En algunos casos, se solicita una biopsia para confirmar el diagnóstico.
Entre los tipos más frecuentes se encuentra el carcinoma basocelular, una lesión que generalmente puede ser tratada de forma local. Su detección oportuna permite abordar la lesión con mejores resultados.
Es recomendable acudir a consulta dermatológica si notas alguno de estos cambios en la piel:
Una evaluación profesional oportuna puede ayudarte a identificar alteraciones en la piel y establecer un plan de seguimiento adecuado.
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